Este fin de semana nos fuimos al
pueblo a visitar a los abuelos. Hacía algún tiempo que no pasábamos unos días
con ellos. Aunque hablamos por teléfono todas las semanas para saber cómo están,
a mí no me parece suficiente y la verdad es que les echo mucho de menos. Sobre
todo los abrazos de oso del abuelo, el pan recién hecho de la abuela, el
maravilloso paisaje de la granja e incluso el poder ayudar a acomodar a los
animales. Por eso, cuando papá propuso ir a verlos, todos aceptamos encantados.
Llegamos el sábado por la mañana
y el abuelo ya estaba esperándonos en la entrada. Salí corriendo del coche para
saludarlo y acurrucarme en su pecho. Allí, protegida por sus brazos y abrigada
por su calor, era donde más segura me sentía, y sin duda, uno de mis sitios
preferidos.
-Yo también te echaba de menos mi
pequeña -me susurró al oído.
-Venga, vamos, entrad en casa que
os váis a mojar. Solo faltaba que os pusierais enfermos -dijo la abuela desde
la puerta, apurándonos para que entrásemos.
-¡Hola abuelita! -grité al tiempo
que me acercaba para besarla.
Una vez dentro de la casa, nos
fuimos al salón para calentarnos al lado de la chimenea. Mamá nos mandó a mi
hermano Pedro y a mí que nos quitásemos las chaquetas y las botas para que no
nos enfriásemos. Aunque fuera de la granja hacía mucho frío y llovía sin parar,
allí dentro se estaba muy bien. Mientras nos poníamos cómodos, apareció la
abuela con un chocolate caliente y galletas. ¡Qué bien olía! ¡Y qué buenísimo
estaba!
Mientras saboreaba el chocolate,
pensaba que todo era perfecto, bueno, todo menos la lluvia. Probablemente
tendríamos que pasar el fin de semana en el interior de la casa sin poder salir,
ya que todo estaba embarrado por las intensas lluvias de los últimos días. Y yo
pensando que tal vez allí, en la granja, no llovería, que al estar en la
montaña, saldría el sol…pero me equivocaba.
En la ciudad llevábamos muchos días
en los que no paraba de llover. Tantos, que ya no recuerdo cuando fue la última
vez que salió el sol. Es más, empezaba a dudar de su existencia. A veces daba
la sensación como si hubiese una cañería rota en el cielo y no fuesen capaces
de arreglarla. Hasta hubo un día que estuve tentada a decirle a mi papá si
conocía algún fontanero bueno para mandarlo allá arriba, aunque seguro que se hubiese
reído de mí, así que mejor me lo guardé y no comenté nada. Incluso llegué a
pensar que a lo mejor la Señora Crisis tenía algo que ver, porque con tantos
recortes que sufríamos, no me extrañaría nada que también quisieran recortarnos
el sol.
Aunque lo peor de esta situación,
la vivíamos en el colegio. Debido a este tiempo no teníamos recreo, bueno,
tener lo teníamos, pero en el polideportivo o en la clase ya que no podíamos
salir al patio porque siempre estaba mojado. Claro que la que estaba encantada
era la señorita Paula, nuestra profesora, porque así aprovechábamos para
repasar y hacer los deberes. A pesar de que intentamos protestar, todo fue
inútil, ella nos convencía diciéndonos que así adelantábamos trabajo. No
entiendo por qué tanta prisa por adelantar materia, total el curso no iba a
terminar antes. Era curioso, que con tantos recortes en educación y esa era una
de las pocas cosas que no se recortaban.
Por eso venir estos días al
pueblo era una forma de despejarnos, a pesar de que la lluvia no nos daba tregua
y seguía acompañándonos. Parecía como si las nubes hubiesen decidido venirse
con nosotros de fin de semana.
-Esto es horroroso, no deja de
llover, esto ya parece el diluvio universal -comentó la abuela muy seria.
-¿El diluvio universal? ¿Y eso
qué es? -pregunté intrigada.
-¿Cómo es posible que no sepas lo
que es? ¿Pero qué os enseñan en la escuela? -dijo muy sorprendida.
-Pues nos enseñan matemáticas,
lengua, geografía, historia, etc. Pero de diluvios aún no dimos nada, ni
siquiera sé que asignatura es. A lo mejor nos toca en la ESO, pero en primaria
ya te digo yo que no -respondí muy formal.
Automáticamente las carcajadas
inundaron el salón. No entendía qué había dicho de gracioso, pero hacía tiempo
que eso ya no me molestaba. Sabía que los mayores son así y seguro que habría
una explicación lógica a todo aquello. Después de unos minutos de risas, el
abuelo se acercó a mí y fue él quien me desveló el misterio.
Me contó que era una historia de
la Biblia, donde se relata que Dios viendo la maldad en el hombre, decidió
enmendarla destruyéndolos. Fue así que le pidió a Noé, un sumo sacerdote, bueno
y justo, que construyese un arca. En ella irían él, su esposa, sus hijos y las
esposas de estos. Además de una pareja de animales de cada especie para
repoblar la tierra. Una vez estuvo construida el arca, Dios abrió las nubes y
llovió durante cuarenta días y cuarenta noches destruyendo todo lo que
encontraba. Pasado este tiempo dejó de llover y pudieron salir del arca.
-Que historia más triste abuelo
-hablé apenada.
-Bueno María, no es más que una leyenda
y la razón por la que cuando llueve mucho se dice que parece el diluvio
universal -me explicó.
-Pues ahora llevábamos muchos más
días lloviendo sin parar ¿acaso viene otro diluvio? -pregunté preocupada.
-No cariño, tan solo es agua.
Tranquila que parará muy pronto -me contestó el abuelo con una sonrisa.
De todas formas me pareció un
relato cruel. Quizás los hombres no seamos todo lo buenos que deberíamos y
muchas veces somos malos e injustos con nuestros semejantes, pero de ahí a
destruirnos con un diluvio, me parece terrible. A pesar de todo, no me
importaba lo que lloviese, estando en la granja rodeada de mi familia, estaba
segura de que nada malo podría pasarme. Al final fue un fin de semana estupendo
y ninguna lluvia logró estropearlo.
Vaya por fin, que alegría tenerte de nuevo por aquí Lua cielo. Supongo que muy atareada con tu libro y por eso escribes menos. Ya se lo leí a mi hija y está súper encantada. Le ha gustado mucho y lo tiene encima de la mesita porque le gusta mucho la portada. La historia de hoy fabulosa y muy real. Aquí también está lloviendo mucho pero María nos demuestra que a pesar del agua se puede estar muy bien con la familia en casa disfrutando momentos sensacionales. Una vez más muy graciosa y al menos ya sabe lo que es el diluvio universal.
ResponderEliminarGracias mi querida amiga, yo también estoy encantada de estar de nuevo por aquí. Aunque ando muy liada últimamente no puedo dejar de lado a mi pequeña María. Me alegro que a tu niña le gustase mi cuento y espero que también disfrute con la historia de hoy.
EliminarMuchas gracias por tu apoyo y un biquiño para las dos.
Si mui malos e ixustos cos nosos semelantes, se cadra como non somos iguaes tampouco semellante, xa que asemellae asemellar..........Non dan ascontas.
ResponderEliminarSomos demasiado enrevesados Ricardo pero iso tamén forma parte do noso encanto. Grazas por o teu comentario, un pracer terte por eiquí.
EliminarUn biquiño
¡Buenas noches Lúa! Menos mal que aparece María que alegría!!! Me encantó la historia muy bonita como siempre, María no cambia siempre tan dulce ella. Gracias por compartirla preciosa.
ResponderEliminarBikiños
¡Buenas noches Mila! Gracias a ti cariño y me alegro que te gustase la historia de hoy. Creo que es muy apropiada con tanta agua que nos rodea.
EliminarMuchos biquiños linda
Un relato fantástico y maravilloso...es decir "fantabuloso". Un placer leerte LÚA y volver a ojear tu nuevo relato, y releer algún viejo relato. !!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Marko, sobre todo por tu apoyo. Me encanta estar de vuelta y poder sentir la magia de María.
ResponderEliminarUn biquiño corazón.
¡ Buenas tardes Lúa!...Hace días comencé a leer tu relato y no lo pude terminar. Hoy ya lo hice, precioso. ¡ Me encantó !
ResponderEliminarBiquiños
Hola Cecilia, me alegro mucho de que te guste la historia. Muchas gracias corazón.
EliminarUn biquiño guapa
Me gusta Silvia Maxica,...además, eso de no recordar ver el sol y lo del diluvio universal está tan de moda por nuestros lares...un besote corazón y continúa escribiendo así, ya me gustaría a mí....se te quiere
ResponderEliminarMuchas gracias Emilio, la verdad es que por nuestra tierra lo de ver el sol ya es como todo un fenómeno extraño jajaja. Esperemos que esto cambie pronto o nos saldrán aletas. Tú también escribes muy bien no me vengas ahora de modesto jeje.
EliminarUn biquiño corazón y también se te quiere.
...por cierto, he tenido que teclear una serie de letras y números para según ellos ''demostrar que yo no era un robot''...y se lo han tragado...¡¡¡no te lo vas a creer!!! lo vuelven a intentar con éste comentario, me parto...bueno, que pases un feliz día y que el cupido te mande muchas flechitas ;)
ResponderEliminarAyss estos de blogger son tremendos jajaja. Espero que tú también tuvieses un feliz día.
EliminarBiquiños corazón.