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jueves, 27 de junio de 2013

Sin dinero será difícil estudiar

Por fin se acabaron las clases. Ya estábamos en verano y con él llegaban las ansiadas vacaciones de fin de curso. Por eso esta mañana no tuve que madrugar y pude dormir sin preocuparme por el dichoso despertador, ese que tantas veces me había enfadado a lo largo del año. Aún así, quedaba una última cosa por hacer y era ir a recoger las notas. Así que al mediodía papá y yo nos dirigimos al colegio porque habíamos quedado con la señorita Paula, mi profesora.

En cierta forma era un día un poco triste porque tenía que despedirme de mis compañeros hasta el próximo curso. Eso era lo único que no me gustaba y me daba un poquito de pena pensar que no nos veríamos en todo el verano. Aunque estoy segura que con Clara, mi mejor amiga, no perderé el contacto y a lo mejor con Lucas tampoco. Me pongo colorada solo con pensarlo ¿Por qué me sentiré así cuando le nombro?

Cuando llegamos a la escuela había un montón de padres y alumnos esperando ser atendidos por sus respectivos profesores. Pude observar que algunos tenían cara de preocupación, supongo que sería porque no habían aprobado todo, y otros, como yo, estaban felices y despreocupados. Estaba segura de que tendría unas buenas notas porque me había esforzado mucho durante el curso, a pesar de las constantes interrupciones de Lucas con sus tonterías.

Mientras esperábamos a que nos atendieran nos encontramos con Hugo y su padre, nuestros vecinos, que ya salían de hablar con su tutor. No se le veía muy contento y daba la impresión de que su padre estaba regañándole. Entonces nos acercamos a saludarles y mi papá le preguntó qué tal le había salido todo. En ese momento Hugo bajó la cabeza y no dijo nada, enseguida me di cuenta de que había suspendido.

-No muy bien la verdad, le quedó inglés. No sé qué vamos hacer con él -dijo su padre muy enfadado.

-Bueno hombre, no te pongas así que si solo dejo una tampoco es para tanto y seguro que en septiembre la recupera -le indicó mi papá.

-Pero es que siempre está igual, quita unas notas buenísimas y con el inglés no hay manera -seguía diciendo su padre.

-Jolines papá es que ese idioma es un rollo y no tiene sentido ¿Dónde has visto tú que se hable de una forma y se escriba de otra? Así no hay forma de aprendérselo -replicó Hugo intentando excusarse.

-La verdad es que algo de razón tiene y a mí tampoco me parece muy lógico ese idioma. De todas formas estoy segura de que la recuperarás porque tú eres un chico listo -le dije intentando animarlo y pensando que tampoco era tan extraño su razonamiento.

Aunque su padre no estaba muy de acuerdo con mi comentario y seguía insistiendo que aquello no podía ser, Hugo me miraba esbozando una pequeña sonrisa de complicidad en señal de agradecimiento por defenderle. La verdad es que me daba un poco de rabia por él porque era muy buen niño. Era de la misma edad que mi hermano Pedro y además de vecinos eran grandes amigos. Los dos acostumbraban a pasar muchas horas juntos jugando a la Play-Station y creo que ese era el problema por el que Hugo iba un poco justo en los estudios. Nos despedimos de ellos porque ya nos tocaba a nosotros y yo estaba impaciente por saber que diría mi maestra.

Entramos en la clase donde nos esperaba la señorita Paula, mi profesora. Al vernos nos invitó a pasar y con una sonrisa saludo a mi papá y luego a mí. A continuación, sacó el boletín de las notas y comenzó a explicarnos que había aprobado todo con una nota media de notable. Al escucharla se me iluminó la cara sintiéndome muy feliz conmigo misma. El esfuerzo de todo el año había merecido la pena. También me di cuenta de la satisfacción que sintió mi papá porque tenía una sonrisa de oreja a oreja. La maestra le contó que yo era una niña muy aplicada y tenía mucho potencial. Durante unos segundos me quedé pensando a qué se refería con lo de potencial ¿Sería algo de matemáticas? ¿De química quizás? De todas formas fuera lo que fuese parecía que era bueno.

-María tiene capacidad para estudiar la carrera universitaria que quiera y eso no todos los niños lo tienen -siguió diciendo la señorita Paula.

-Estoy seguro de que tiene razón, lo único que me preocupa es que con tantos cambios en la educación no podamos darle los estudios que se merece -dijo mi papá con una ligera tristeza.

-Es cierto que con estas nuevas leyes que están saliendo y todos los cambios que afectan sobre todo a la educación pública las cosas se están complicando para las familias con pocos recursos. Sería una verdadera lástima que niños con talento tuviesen que quedarse sin completar sus estudios por falta de medios -le respondió ella levemente apenada.

-De todas formas haremos lo imposible para que nuestra pequeña tenga las mejores oportunidades y no pienso permitir que ninguna ley trunque sus sueños de poder ser algo más -habló mi papá muy decidido.

En ese momento, le cogí de la mano para que sintiera que yo estaba con él y que entendía su malestar ante la posibilidad de que no pudiese estudiar lo que quería. Todo por culpa de las reformas que se estaban haciendo en la enseñanza pública. Me parecía injusto que tuviese que quedarme a las puertas de estudiar lo que quisiera por el simple hecho de no tener dinero para pagarme una carrera. Pero no quise pensar más en aquello, aún faltaba mucho tiempo y prefería saborear mis resultados académicos sin especular en nada más. Nos despedimos de mi maestra deseándole que disfrutase de un buen verano.

Al salir nos encontramos con mi amiga Clara y su tía. Al vernos nos abrazamos entre grititos de alegría felices por habernos encontrado. Ella también estaba muy contenta porque había aprobado todo. Quedamos en que nos veríamos durante el verano ya que probablemente ambas lo pasaríamos en la ciudad. Justo cuando nos despedíamos apareció Lucas y automáticamente empecé a notar como mi cara se ponía roja igual que un tomate. Se acercó a nosotras para saludarnos y nos dijo que él también había sacado buenas notas. La verdad es que no me extrañaba, era muy inteligente y de los primeros de la clase, a pesar de pasarse la mitad del tiempo haciendo bromas.

Finalmente nos despedimos de los demás compañeros deseándonos un buen verano. Clara y yo quedamos de vernos en la próxima semana. Fue en ese momento cuando Lucas, aproximándose a mí, me dijo que esperaba verme durante las vacaciones y que podríamos quedar algún día para ir a la piscina o al parque. Asentí con la cabeza sintiendo, una vez más, esa sensación extraña en mi estómago cada vez que él se me acercaba. Tengo la sensación de que este será un magnifico verano.