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jueves, 20 de junio de 2013

La declaración de la renta, menudo rollo

Este mediodía, cuando llegué del colegio, me encontré a mis padres que hablaban acaloradamente. Estaban en la cocina y no parecía que estuviesen discutiendo, más bien era como si estuviesen disgustados por algo, sobre todo mi papá. No dejaba de decir que todo era muy injusto y que de dónde sacarían ahora el dinero para pagar no sé qué cosa. Mientras mi mamá intentaba tranquilizarlo diciéndole que ya lo solucionarían, que nunca llovió tanto que no parase. Al escucharla me quedé pensando que yo no estaba tan segura de eso, ya que al ritmo que íbamos no tenía mucha pinta de que fuese a parar de llover. Claro que pronto me di cuenta que aquello, seguramente era una de esas expresiones que tanto les gustaba utilizar y que no tendría nada que ver con la lluvia.

Como no entendía nada de lo que hablaban decidí preguntarles directamente. Ellos se sorprendieron al escucharme, ya que tan ensimismados estaban en su conversación, que ni siquiera se habían dado cuenta de que ya había llegado a casa. Intentaron disimular para que creyese que no estaban hablando de nada importante, y me salieron una vez más, con lo de que eran cosas de mayores y que no tenía de qué preocuparme. ¡Pues van listos si creen que con eso me van a hacer callar!

-Esa respuesta no me sirve, sé perfectamente que pasa algo. Así que no me tratéis cómo si fuese tonta y contármelo -les dije muy seria.

-Pero bueno, ¿qué manera es esa de hablar señorita? -me preguntó mamá ligeramente enfadada.

-Perdóname mami. No es mi intención ofenderos, pero ya no soy tan pequeña para que me tengáis que ocultar las cosas. Además somos una familia y las familias resuelven los problemas juntas -le respondí muy convencida.

-Esta es mi chica. Pero que lista eres. Está bien, te lo contaremos. Porque ya veo que es imposible ocultarte nada, y tienes razón, somos una familia y tú tienes todo el derecho a saber lo que ocurre -habló mi papá.

Enseguida me di cuenta de que a mi mamá no le parecía buena idea que me lo contase. Ella siempre quería protegerme de todo lo malo y pensaba que viviendo en la ignorancia yo era más feliz. Pero se equivocaba, yo necesitaba saber lo que ocurría a mi alrededor, sobre todo las cosas que le pasaban a mi familia. Así que me senté al lado de mi papá y comenzó a explicarme que estaban disgustados por culpa de la declaración de la renta.

-¿Declaración de la renta? ¿Y eso qué es? -pregunté sorprendida.

-Intentaré explicártelo de manera sencilla para que puedas entenderlo María. Cada mes de abril comienza en nuestro país lo que se conoce como “Campaña de la Renta”. Durante unos tres meses los ciudadanos tenemos la obligación de presentar la declaración de IRPF. Se llama así porque es un impuesto personal que se paga por la renta obtenida durante un año, es decir, sobre el dinero que tú has ganado en ese año -me contó mi papá.

-Entonces la gente tiene que pagar al final del año por el dinero qué ganó ¿es eso? -interrogué.

-Bueno la gente ya paga todos los meses por el dinero que gana, normalmente en el sueldo que cobra un trabajador ya le descuentan una parte para pagar ese impuesto -me dijo.

-Pero no entiendo, si ya se lo descuentan todos los meses ¿Por qué tiene que volver a declararlo al final del año? -seguí preguntándole.

-Porque es la forma que tienen de saber si has pagado impuestos de más o de menos. Si has pagado más de lo que te correspondía, entonces te devuelven dinero y si has pagado menos, eres tú el que tienes que pagar una cuota extra ¿entiendes? -me preguntó una vez terminó de explicármelo.

Aunque me parecía un poco rollo, más o menos entendí lo que papá me explicó. Pero lo que no comprendía era porqué estaba tan enfadado con eso. Fue en ese momento cuando me indicó que este año, debido a la crisis, el gobierno había subido los impuestos. Eso provocaba que muchas familias, incluida la nuestra, se viesen obligados a pagar. Porque según nuestra declaración de la renta, nosotros habíamos pagado menos.

-Pero papi, si tú no tienes trabajo ¿cómo ibas a pagar más? -pregunté asombrada.

-Pues por eso estoy indignado cariño. No tengo empleo y a mamá le cuesta mucho sacar adelante una peluquería, que solo da para cubrir gastos y poco más. Además tenemos que pagar la hipoteca de la casa y cada vez es más difícil llegar al final de mes, y como si todo esto no fuera suficiente, ahora resulta que también tenemos que pagar más impuestos -me contó enfadado.

-Pues no los pagues, diles que no puedes y ya está -le dije.

-Ojala fuese así de fácil María pero no puedo hacer eso, si no pago me ponen una multa y todavía tendré que pagar más -me contó con pena y resignación.

Durante unos minutos me quedé callada, pensando en todo lo que me relató mi papá. Entendía perfectamente sus enfados ante las cosas que ocurrían a nuestro alrededor y hasta yo me ponía de mal humor escuchándole. ¡Qué injusto me parecía todo! Cada vez me gustaba menos este mundo de mayores. Sobre todo las desigualdades que había entre la gente, donde los pobres cada vez eran más pobres y los ricos cada vez más ricos.

Mis padres se mataban a trabajar y luchaban para darnos lo mejor a mí y a mi hermano, y el gobierno se lo agradecía oprimiéndoles cada día un poco más, en vez de ayudarles a salir adelante. No lograba entender cómo podían construir un mundo con tantas diferencias y el porqué no luchaban para que todos pudiésemos vivir con dignidad.

Dignidad. Me gustaba mucho esa palabra. La señorita Paula nos la explicó la semana pasada en el colegio. Significa el valor que tiene cada individuo, el derecho a vivir en libertad y a la toma de decisiones. La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de respeto, es decir, que todos merecemos respeto sin importar cómo seamos. Entonces ¿Por qué los adultos no luchan para que todos la tengamos?

8 comentarios:

  1. siempre curiosa maría, llena de ganas por saber,ahí nos deja esa gran reflexión sobre la dignidad.....sublime guapa

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    1. Gracias Juan me alegro que te guste, ya sabes como es María no puede estarse callada jeje.

      Un biquiño cielo

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  2. Esta mujercita quiere saberlo todo, pero es que así son los niños. Tiene demasiada imaginación y una lógica que muchos adultos no tienen. Preciosa historia aunque cuando la lea mi hija también querrá que le explique lo de la renta, jajajajaja. Bicos Luaaaa

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    1. Bueno creo que los niños deben saber ciertas cosas y está muy bien que le expliques a tu niña que es la renta. Me alegro mucho de que te guste la historia.
      Gracias por tu apoyo y por estar siempre ahí mi querida amiga.

      Un biquiño

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  3. Por un lado me alegra que María demuestre esa madurez tan increible,pero tambien me parece injusto que por culpa de unos políticos que no han hecho correctamente sus funciones,ella pueda en un futuro ser una víctima mas del sistema,siendo tan inteligente y con esa capacidad de entender las cosas,sería muy triste que por la mala situación de esas pèrsonas,no pudiese estudiar una carrera y ser una profesional con futuro.Ojalá eso no le ocurra.
    Una vez mas nos sorprendes con María,todos queremos a esa niña,un abrazo.

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    1. El futuro de nuestras Marías está en juego y de nosotros depende dejarles un mundo mejor. No es justa la situación que están viviendo muchas familias, pero lo es menos que condicionemos la vida de nuestros pequeños y no hagamos nada para cambiarla.
      Gracias Carlos por tu comentario y tu apoyo.

      Un biquiño amigo

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  4. Mila Miguélez Teixeira20 de junio de 2013, 23:24

    ¡Buenas noches Lua! Tremenda María no perdona ni una jejeje ella quiere saber y la verdad le doy la razón, es muy lista enseguida pilla de lo que va y también tiene razón que complicado el mundo de los adultos, por eso me da penita que crezca…Se preocupa de todo es un ángel Y muy buena reflexión sobre la dignidad ,es tremenda. Muy buena historia Lua muy bien explicado todo lo que conlleva la declaración de la renta, eres estupenda vaya dos portentos. Sigue así cada vez me gusta más leer a María .
    Feliz noche preciosa, bikiños corazón

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    1. ¡Buenas noches Mila! Me alegro mucho que te guste, creo que era muy apropiado hablar de la renta después de todo lo que está pasando, y como no, María tiene su propia opinión y creo que es bastante acertada. Me halagas con tus palabras Mila y solo puedo decirte gracias por tu apoyo y por estar siempre ahí.

      Muchos biquiños linda

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