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jueves, 10 de mayo de 2012

Ninguna barrera nos hace diferentes

Esta mañana, papá vino a despertarme antes de lo normal. Me pidió que me levantase que teníamos una visita especial. ¿Una visita a estas horas? ¡Qué raro me parecía! Así, extrañada y medio adormilada, me levanté y le seguí hasta el salón. Al llegar creí ver al abuelo sentado en el sofá y me froté los ojos porque no me podía creer que estuviese allí.

-¡Buenos días mi niña preciosa! -me saludó.

-¡Abuelo! ¡Qué maravillosa sorpresa! -contesté abalanzándome sobre él para darle un beso y un abrazo.

-Yo también me alegro mucho de verte pequeña -dijo apretándome fuerte contra él.

Mi abuelo es una persona maravillosa y a la que yo quiero muchísimo, bueno… a la abuela también. Pero tengo que reconocer que yo siento una debilidad especial por él. Ellos son los padres de mi papá y viven en una granja de un pequeño pueblo que está situado a las afueras de la ciudad. A mí me encanta disfrutar de su compañía y acostumbro a pasar las vacaciones con ellos. Aunque estaba muy contenta de verle, tuve la sensación de que algo raro pasaba, ya que no era normal que él estuviese en nuestra casa tan temprano.

-Vamos María, ahora que ya le has saludado, vete a vestirte que se hace tarde -dijo mamá mientras yo me resistía a soltar al abuelo.

-Venga cariño, obedece que después ya hablaremos. Además hoy me quedo a comer con vosotros, así podrás contarme qué tal te va en la escuela -me dijo él.

-Vale, estupendo que te quedes. Pero no pasará nada malo ¿Verdad? -pregunté algo preocupada.

-No nena, tranquila, he venido porque tengo que arreglar unas cosas en la ciudad, nada más -respondió él con una sonrisa.

Sus palabras no me convencieron mucho, pero hice lo que mamá me pidió ya que no quería llegar tarde al colegio. Así que me fui a mi habitación para prepararme, mientras papá y el abuelo quedaban charlando en el salón y aunque intenté escuchar lo que decían, fue imposible, ya que hablaban en voz baja. Igual que hacían mis padres cuando no querían que yo me enterase de lo que pasaba. Eso no me gustó nada y cada vez estaba más segura de que estaban ocultando algo ¡Van listos si creen que me pueden engañar!

Una vez terminé de desayunar, ellos dos me llevaron al colegio. Al llegar papá me dijo que me recogería mi hermano Pedro, porque a él no le iba a dar tiempo ya que tenía que acompañar al abuelo. Me despedí de los dos y me dirigí hacia mi clase. La mañana se me hizo larguísima, estuve intrigada y no pude concentrarme. Ya sé que algunas veces soy un poco exagerada, pero necesitaba que me explicasen qué estaba pasando. No entiendo esa manía de los mayores de ocultarme las cosas, si al final me acabo enterando igual.

Por fin sonó el timbre que anunciaba que las clases habían terminado. Salí disparada hacia el patio donde ya me esperaba mi hermano. Al llegar a su lado, le pregunté si a él no le extrañaba la visita del abuelo. Pero como siempre, a Pedro todo le parecía normal ¡Qué niño este, nunca se entera de nada! Cuando llegamos a casa todo estaba listo para comer. Nos sentamos a la mesa y pude observar que papá tenía cara de preocupación. Así que ya no pude aguantarme más.

-¿Me vais a decir qué pasa? Tarde o temprano tendréis que hacerlo -dije de repente.

-No pasa nada María, no sé por qué dices eso -contestó papá.

-Es mejor que se lo cuente, además tiene razón, acabará por saberlo -replicó el abuelo-. Mira cielo, lo que pasa es que he venido a la ciudad porque fui a visitar al médico.

-¿Estás enfermo? -pregunté nerviosa.

-Bueno, algo parecido. Estoy perdiendo el oído -respondió.

-¿Cómo que estás perdiéndolo? ¿No sabes dónde lo tienes? -interrogué sorprendida.

-¡Ay nena, qué cosas se te ocurren! Está en el mismo sitio -dijo entre risas-. Lo que quiero decir es que me estoy quedando sordo y en pocos meses ya no podré escuchar tu preciosa voz -finalizó.

Durante un rato me quedé sin saber qué decir. No podía imaginar que se sentiría al no poder oír nada. Me sentí triste por él, pero pensé que para mí seguiría siendo el mismo de siempre. Lo importante era que estaba bien y yo no iba a dejar de quererle por eso, al contrario, en ese momento todavía le quería más.

-No te preocupes abuelo, que cuando ya no puedas oírme yo te escribiré todo lo que salga de mi boca. Lo haré con una letra muy bonita para que recuerdes cómo es mi voz, y te contaré todo lo que me pase para que no te pierdas nada. Será como si me escuchases igual -dije con una sonrisa y acercándome a él para abrazarlo.

Durante unos minutos, el silencio invadió la cocina de mi casa. Sentí todo su amor y emoción acurrucada en su pecho. En ese momento me di cuenta de que entre nosotros no había barreras, ya que el amor que sentíamos era lo más importante de todo. Y pensé que ninguna sordera del mundo me separaría jamás de mi abuelo.

9 comentarios:

  1. -No te preocupes abuelo, que cuando ya no puedas oírme yo te escribiré todo lo que salga de mi boca. Lo haré con una letra muy bonita para que recuerdes cómo es mi voz, y te contaré todo lo que me pase para que no te pierdas nada. Será como si me escuchases igual -dije con una sonrisa y acercándome a él para abrazarlo...MUY BELLO!!PATRI CAIRO

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  2. De acuerdo con Patri. Bellísima historia, posiblemente la más entrañable. Que bella es María y la que escribe esto seguro que también. Mi hija está encantada con esta niña. Que te lo publiquen ya en libro, seguro que triunfaría.

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  3. Gracias Patricia por comentar en el blog. Me alegro que te parezca bello, viniendo de alguién tan sensible como tú es todo un honor. Un besito cielo

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  4. Gracias Sandunguera, una vez más por estar ahí. Me encantan las cosas tan bonitas que dices de María y de su autora. Espero que se cumplan tus deseos que son los mismos que los mios. Un biquiño para ti y otro para tu niña.

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  5. Mila Miguélez Teixeira10 de mayo de 2012, 23:38

    ¡Buenas noches Lua! no tengo palabras ni puedo comentar mucho solo decirte que es precioso lloré como una tonta, qué bien sabes captar las emociones....Divino y divina María no esperaba menos de ella es todo sentimiento y amor. Gracias cielo lo guardaré como un tesoro. Gracias de nuevo preciosa ojala hubiese más personas como tu...Besitos cielo:-))♥

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  6. Bravo, Lúa!! Es un episodio realmente entrañable. Te estás superando, amiga. Bien, bien... Yo te insisto a que pruebes a escribir otras cositas, seguro que lo bordas.
    Un biquiño.

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  7. Gracias Fernando, la verdad es que estoy sorprendida con los comentarios tan bonitos que está teniendo esta historia. Me encanta ver que la gente disfruta con las emociones y la ternura de María. Agradezco tu fé en mí y tu insistencia maravillosa, que me da mucha fuerza para continuar. Un biquiño amigo.

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  8. Ximena Henriquez21 de mayo de 2012, 4:19

    Gracias por compartir estas historias de vida tan maravillosar.
    Esta historia en especial me emociono mucho
    Cariños y que Dios te de de cada dia mas cratividad para que sigas escribiendo tan lindo.
    Un abrazote desde Chile.

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  9. Gracias Ximena, por tu comentario y tu visita al blog. Me alegro mucho de que te gusten mis historias y bienvenida. Un abrazo enorme.

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