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jueves, 3 de mayo de 2012

El Día del Trabajador no fue una fiesta

Ayer no tuvimos colegio porque era festivo. Se celebraba el Día del Trabajador y la forma que tenían de hacerlo era con una jornada de descanso. A mí me parece muy bien que dediquen un día para ellos, porque se lo merecen. Pero lo que no tengo muy claro, es lo que celebramos. Según papá cada día más gente pierde su trabajo y es más difícil encontrar otro y las familias, como la mía, sufren para llegar a final de mes porque no les llega el dinero. Entonces ¿Por qué hacemos una fiesta?

De todas formas, a mí lo que realmente me importaba es que no teníamos clase. Así que esa mañana pude dormir todo lo que quise, bueno… todo no, porque a las once mamá vino a mi habitación diciéndome que me levantase que ya era tarde. Obedecí a regañadientes y me fui a la cocina, donde ella ya tenía un montón de tareas para que hiciésemos por la mañana. Quería que la ayudase a limpiar la casa, recoger la ropa y no sé cuantas cosas más; pero a mí no me pareció nada justo ¿Por qué teníamos que trabajar hoy? ¿Acaso no era el Día del Trabajador? No entendía nada y le dije muy seria que yo también tenía derecho a hacer fiesta y que si seguía mandándome hacer cosas me pondría en huelga.

-Muy bien María, así me gusta -dijo papá entrando en la cocina.

-Di que sí, tú anímala y que no aprenda a hacer nada -contestó mamá enfadada.

-No es eso mujer, pero la niña tiene razón, hoy no es un día para trabajar. Ya haremos esas cosas en el fin de semana -habló papá con una sonrisa.

-Gracias papi, eres el mejor -le dije muy contenta de que me apoyase.

-De nada cielo, además esta tarde iremos al centro que muchas personas se van a reunir allí para celebrar este día.

¡Qué bien! Además de no ir al colegio y no tener que ayudar a mamá en la casa, iríamos de fiesta. Me estaba gustando mucho este día y ya me imaginaba que en el centro de la ciudad habría puestos de chucherías, de juguetes y a lo mejor alguna atracción a la que subirse como cuando son fiestas. Así de feliz me fui a mi habitación para vestirme y recogerla un poco, ya que esa era una tarea de la que no me podía librar.

Por fin llegó la tarde y salimos de casa para ir al centro. En el portal nos encontramos con Hugo y su perrito Iker, que también se dirigían hacia allí. Al agacharme para acariciarlo me di cuenta de algo que llamó mucho mi atención. Llevaba una especie de chalequito donde se podía leer “Sin trabajo no hay pienso”

Aunque no entendí muy bien el significado de aquello, no quise preguntarle nada ya que tenía la ligera impresión de que pronto lo adivinaría. Entonces Iker comenzó a tirar de la correa como si tuviese prisa, y juntos nos dirigimos calle abajo. Cuando llegamos había mucha gente con pancartas y banderitas. Pero lo que no veía por ningún sitio eran las chucherías, ni las atracciones, ni nada de nada ¿Pero qué clase de fiesta era aquella? Además nadie parecía contento, la gente gritaba cosas que no comprendía muy bien y había un grupo de personas que llevaban una pancarta enorme en la que ponía “TRABAJO, DERECHOS Y DIGNIDAD”

-¿Qué es esto papá?

-Es una concentración para celebrar el Día del Trabajador -me contestó.

-Pero ¿No era una fiesta? ¿Y por qué parecen enfadados?

Entonces papá me explicó que sí lo era, que en este día se celebraba que todos teníamos derecho a un trabajo que nos permitiese vivir dignamente. Pero este año tenía algo diferente, debido a todas las cosas que estaban haciendo mal nuestros gobernantes. Me siguió diciendo que muchos trabajadores podían perder su trabajo, debido a la cantidad de recortes que estaban haciendo, y eso, no podíamos permitirlo. Es por ello que este día se ha convertido en una forma de protestar, para que sepan los que mandan, que no pueden hacer lo que quieran.

En ese momento, el chalequito del perrito de Hugo empezó a tener sentido. Claro, sin trabajo el animalito no tendría para su pienso, y con razón protestaba. Esto y la explicación de papá me hicieron pensar que ser mayor es muy difícil. No solo tienes que trabajar duro para poder tener una casa, comida y ropa. Además tienes que pelearte para que no te lo quiten, o algo todavía peor, también puede pasar que cuando crees que ya lo conseguiste y tienes un trabajo seguro, aparezca una Señora Crisis y te deje sin nada. ¡Qué injusto me parece el mundo de los mayores! Cada vez tengo menos ganas de crecer.

4 comentarios:

  1. Pero si es María descubriendo el mundo otra vez. La verdad es que cada día sus historias me gustan más y se define el perfil de esta niña. Es divertida a la vez que inteligente y lo pregunta todo. La verdad es que los mayores somos raros. Mi hija de 9 años lee algunas historias de María y le encantan. Quiere incluso imitar y desde hace unas semanas me hace preguntas al estilo María. Hoy la tengo resfriada, pero a ver si lee el cuento de hoy. La tendré que mimar antes.

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  2. Gracias Sandunguera por tu comentario. Siento que tu nena esté malita, pero eso se cura con una buena dosis de mimitos especiales. No te preocupes que seguro en unos días estará bien. Me encanta que le leas mis cuentos y que te responda como la pequeña María, eso significa que tiene personalidad. Un biquiño.

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  3. Desde luego, no me extraña que no quiera crecer, pobre María, que negrote se lo estamos dejando a los que vienen por detrás.
    Nos gusta María!!
    Felicidades, Lúa, escribes muy bien.
    Biquiño.

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  4. La verdad es que se lo estamos dejando complicado a las nuevas generaciones. Pero tengo la esperanza de que las cosas mejoren por el bien de todos. Gracias Fernando por tus palabras, eres un encanto. Un biquiño.

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