Desde hacía varios días estábamos
viviendo bajo los efectos de una ola de calor. Aunque las noticias de la
televisión ya nos lo advirtieron, la verdad es que no les hicimos mucho caso,
básicamente porque según mi papá siempre estaban exagerándolo todo. Pero esta
vez no fue así, es más, creo que hasta se quedaron cortos. Hacía tantísimo
calor que era como si estuviésemos dentro de un horno todo el tiempo. Ni
siquiera refrescaba por las noches, lo cual provocaba que conciliar el sueño fuese
muy complicado.
A primera hora de la mañana mi
mamá nos mandaba cerrar las ventanas y bajar las persianas en un desesperado
intento de mantener la casa fresquita. También estábamos a medio vestir todo el
día y sin ganas de hacer nada por culpa de las altas temperaturas, y lo peor de
todo, es que por las tardes no podíamos salir a la calle porque el aire era tan
caliente que se hacía insoportable pasear, correr o jugar.
La situación era tan inaguantable
que mi papá decidió que era mejor que nos fuésemos a pasar unos días al pueblo.
Allí vivían mis abuelos, en una preciosa granja situada en la ladera de la
montaña. Por supuesto aceptamos encantados. Creo que fue una de las pocas veces
que todos estuvimos de acuerdo. Además de que era un sitio precioso donde
aparte de respirar aire puro no pasaríamos el tremendo calor de la ciudad, y
seguro que por fin, lograríamos dormir.
Fue así, como al día siguiente, después
de que mi papá telefonease a los abuelos para contarles nuestros planes, salimos
con dirección hacia pueblo. Arrancamos bien temprano para intentar esquivar las
horas de más calor. El viaje no era muy largo y pasado el mediodía llegábamos a
la granja. Como siempre nos recibió el abuelo y después de unos cuantos besos y
abrazos entramos dentro de la casa donde la abuela nos esperaba con una
exquisita comida veraniega: ensaladilla rusa, tortilla de patatas y macedonia
de frutas ¡Qué bueno estaba todo!
-Bueno chicos ahora que habéis
acabado de comer tengo una pequeña sorpresita para vosotros -dijo el abuelo con
voz misteriosa.
-¿Qué es abuelo? -pregunté impaciente.
-Pero que hombre este, no puede
esperar ni a que reposemos la comida. No tenías que decirles nada ahora era
mejor más tarde -le regañó la abuela aumentando con ello la curiosidad de mi
hermano Pedro y la mía.
-No le riñas abuela y deja que
nos lo enseñe, venga porfis -dijo mi hermano algo ansioso.
-¡Vamos, venid conmigo! -nos
contestó con un guiño.
Rápidamente nos levantamos de la
mesa para seguirle, mientras escuchábamos a la abuela refunfuñar que era peor
que un niño pequeño, pero ya nadie la
escuchaba. Hasta nuestros padres salieron detrás de nosotros llenos de
curiosidad por descubrir el misterio que guardaba el abuelo. Este nos llevo
hasta la parte de atrás de la granja y cuando llegamos allí nos quedamos boquiabiertos
al encontrarnos con una pequeña piscina. Era en forma de ocho, de color azul clarito
y con un agua cristalina que invitaba al baño. Al verla no pude evitar dar
saltitos de alegría, bueno mi hermano tampoco, para terminar corriendo a
abrazar a mi abuelo agradeciéndole así tan estupenda sorpresa.
Entonces nos contó, muy
orgulloso, que la había construido con sus propias manos y que le llevó dos
meses terminarla. No quiso decirnos nada antes porque quería ver nuestras caras
de felicidad.
-Gracias abuelo eres el mejor -le
dije volviendo a abrazarlo.
-¿Podemos estrenarla? -preguntó
mi hermano.
-Por supuesto, para eso la
construí. Así que ir a poneros el bañador y a disfrutar -contestó con una
enorme sonrisa.
-¿Tú no te bañas abuelo?
–interrogué.
-No cariño esto es para que
vosotros lo paséis bien, yo me quedaré viéndoos desde aquí -me respondió con
una enorme sonrisa.
Unos minutos después ya estábamos
tirándonos a la piscina. El agua estaba buenísima y por un momento la ola de
calor parecía haber desaparecido. Pedro y yo lo pasamos muy bien, saltando,
buceando, nadando y haciendo carreras. Al final también se unieron a nosotros
mis padres y los cuatro estuvimos bañándonos casi hasta el anochecer.
Definitivamente la idea de mi
papá fue la mejor del mundo. Poder pasar unos días con los abuelos siempre era maravilloso,
pero además tener una piscina para nosotros solos era genial. Me sentía feliz
por tener un abuelo tan estupendo y sin duda no había otro como él. En ese
momento pensé que la ola de calor, tan asfixiante e irritante al principio,
terminó convirtiéndose en una de las mejores noticias del verano, ya que
gracias a ella pudimos disfrutar de unos días estupendos en familia.
¿Puedo ir yo a la piscina con María? ya querríamos todos un abuelo como el de Maria, jajajaa. Seguro que a mi hija le encanta la historia y de buen seguro que buscará mañana una piscina para acabar con esta calor. Bicos guapaaa
ResponderEliminarPor supuesto que puedes y tráete a tu niña seguro que María estará encantada jajajaja. Los abuelos son magníficos y es estupendo que poder disfrutar de ellos.
EliminarGracias por tu comentario y tu apoyo.
Un biquiño cielo
Que suerte tiene María y su hermano Pedro,no solamente tiene unos padres maravillosos,también tienen unos abuelos que disfrutan de sus nietos,me encanta esta familia.
ResponderEliminarGracias Carlos me alegro que te guste. Para mí los abuelos son fundamentales dentro de cualquier familia y en estos tiempos aún más.
EliminarUn biquiño corazón
Que no harán los abuelos por los nietos???
ResponderEliminarLo hacen todo y más!!!
No se dice que los abuelos son dos veces padres.
También que los abuelos consienten más a los nietos que a sus propios hijos.
Nos acordamos de todos los abuel@s y le mandamos unos fuertes abrazos con un gran cariño.
¡LOS ABUELOS SON ESPECIALES!!!!!!
Gracias Maria es cierto los abuelos son especiales y muy valiosos en la vida de los nietos.
EliminarMuchos biquiños guapa
¡Buenas noches Lua! Madre mía que calor paso María y familia según cuenta fue demasiado, muy buena idea de irse al pueblo por lo menos ahí se está mejor y con la sorpresa del abuelito no te digo nada, vaya alegría es que los abuelos son estupendos siempre pesando en ellos .me alegro qué disfrutara ella y toda la familia Muy bonita la historia Lua me gusto mucho.
ResponderEliminarFeliz noche Preciosa Bikiños
¡Buenas noches Mila! Me alegro que te gustase cielo, hoy quería rendir un pequeño homenaje a los abuelos tan importantes en la vida de sus nietos. Ellos hacen los que sea por su felicidas y se lo merecen todo. Muchas gracias por tu apoyo linda, feliz noche y muchos biquiños cielo
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