Llevamos unas semanas en las que
el tiempo parece que está loco. No se sabe si es otoño o primavera, es
como si estas dos estaciones se hubiesen mezclado. Cada día es diferente, uno
hace sol y calor y al otro frío y llueve. Con este panorama es imposible saber
qué te vas a poner de ropa cuando te levantas.
En mi casa, a estas alturas del
año mi mamá nos manda quitar la ropa de invierno y subirla al desván, pero
después de ver como está el tiempo, decidió que era mejor esperar hasta que
este se aclarase. Es por eso que en mi armario se entremezclan, sandalias con
botas, camisetas de manga corta con jerséis de lana y chaquetas de punto con
anoraks.
Pero mi papá ha descubierto un
método infalible para saber cómo vas a salir vestido a la calle. Todos los días
se levanta antes que nadie y sale al balcón para comprobar la temperatura, y
así, decide que ropa nos ponemos. Aunque a veces su sistema falla, porque a
primera hora de la mañana hace más frio que al mediodía y eso provoca que
muchas veces llegue a casa sudando del colegio. Creo que por eso, esta mañana
cuando me levanté, me encontré con que tenía la nariz como un pimiento rojo, me
lloraban los ojos sin parar y me dolía un poquito la cabeza.
-¡Ay nena que mala cara tienes!
-exclamó mi mamá al verme entrar en la cocina.
-¡Vaya, muchas gracias! La verdad
es que me encuentro fatal y no puedo dejar de estornudar -le dije entre achís y
achís.
-Mejor no te me acerques
pequeñaja, que no tengo ganas de que me contagies nada -me habló mi hermano
Pedro apartándose de mi lado.
-Jolines yo no tengo la culpa de
estar enferma -contesté con voz lastimosa.
-Será mejor que hoy no vaya al
colegio y la lleves al médico -le indicó mi mamá a mi papá.
-Tienes razón, eso haré. Desayuna
algo María y vístete que nos vamos al Centro de Salud -me dijo papá.
Como no tenía muchas ganas de
comer, me tomé solo el vaso de leche y una galleta, a pesar de que mamá insistía
e insistía en que debía tomarme algo más. ¡Ay que pesadita se ponía! Pero mi
papá la convenció, menos mal, para que me dejase, diciéndole que sería peor que
lo vomitase todo. Ante aquella lógica aplastante, mi mamá decidió que por esta
vez lo dejaría estar. Fue así como me fui a mi habitación para vestirme y diez
minutos después salimos hacia el Centro de Salud.
No tardamos ni media hora en
llegar, ya que este se encontraba bastante cerca de nuestra casa. Sentía
curiosidad por saber porqué le llamaban Centro de Salud, y mi papá me explicó que era porque allí estaban todos los médicos. Los que atendían a los niños,
los que miraban los huesos que tenían un nombre un poco raro, traumanoseque. Aunque
los que más llamaron mi atención fueron
los de la cabeza, ya que no sabía que también había doctores para eso. Aunque
pensándolo bien, tampoco era tan raro, porque a más de uno buena falta le hacia
que se la mirasen, sobre todo a esos políticos que se dedicaban a fastidiar a
los demás con leyes sin sentido.
Tuvimos que subir hasta la
tercera planta que era donde estaba la consulta del pediatra, que era así como
se llaman los médicos que se dedican a curar a niños. Al lado de la
consulta había una salita con sillas que era la sala de espera. Papá me pidió
que me sentase un momento mientras él iba a hablar con la enfermera. Entonces
me senté al lado de una señora que llevaba un niño pequeño en brazos. Era
morenito, con unos enormes ojos azules y sonreía sin parar.
-Hola me llamo María, es muy
guapo tu hijo ¿También está malito? ¿Qué le ocurre?-investigué curiosa.
-Hola guapa, yo me llamo Luisa y
él se llama Nacho -me dijo con una sonrisa-. Pues sí esta algo enfermito, tiene
problemas para respirar y por eso estamos aquí.
-¡Oh vaya! ¡Pobrecito! Pero ¿no
será nada grave? -interrogué preocupada.
-No, no, tranquila. La doctora le
receta unos medicamentos muy buenos y enseguida se pone bien -me explicó.
-¿Qué haces María? No molestes
nena, venga estate atenta que un rato nos toca -dijo papá entrando en la sala
de espera.
-No la riña por favor, es una
niña muy amable y no me ha molestado nada -le contestó la señora.
-¿Ves? Tú siempre piensas que
molesto, pues te equivocas papi, a la gente le caigo bien -concluí muy seria,
mientras Nacho sonreía sin parar y hacía ruidos extraños como dándome la razón.
En ese momento una enfermera
salió de la consulta y dijo mi nombre en voz alta. Entonces papá me agarró de
la mano metiéndome prisa para que entrásemos. Nos despedimos rápidamente de
Luisa y su hijo y entramos. Una vez dentro pude observar que en vez de un
doctor, había una doctora. Era una chica joven muy guapa que nos recibió con
una sonrisa. Mientras le preguntaba a mi papá qué era lo que me pasaba, la
enfermera me acompañó hasta una camilla y me pidió que me desvistiese de
cintura para arriba.
-¿Esta segura que quiere que haga
eso? Porque si me desnudo me voy a enfriar y ya estoy bastante malita y no
quiero ponerme peor -le contesté a la enfermera.
-Pero María, por favor, haz lo que te dicen que ellas saben lo que
hacen -me riñó papá.
-No te preocupes pequeña que aquí
no hace frío, además necesito examinarte y con la ropa puesta no puedo hacerlo
-me explicó la doctora con una amable sonrisa, acercándose hacia mi.
-Seguro que fuiste una buena
estudiante porque eres un poco joven para ser médico ¿no crees? Los doctores que conozco siempre son mayores y tú no lo eres -dije muy
seria.
-María por favor, deja de hacer
preguntas que la doctora tiene que trabajar -volvió a regañarme mi papá
ligeramente nervioso.
-No se preocupe, tranquilo, es
bueno que pregunte, significa que es una niña lista -le contestó a mi papá-. Y has
acertado, fui muy buena estudiante y de las primeras de mi clase, por eso pude
terminar mi carrera muy pronto. Así que
ya sabes lo que tienes que hacer, estudiar mucho -me contó sonriendo.
-Eso haré, aunque aún no tengo
muy claro que seré de mayor. Pero estoy segura que estudiaré algo importante -le
respondí muy decidida.
En ese momento me pidió que
abriese bien la boca para mirar la garganta. También me examinó los oídos y me
dijo que respirase muy fuerte, porque según me explicó quería escuchar mis
pulmones. Una vez terminó, le contó a mi papá que no era nada serio, que parecía
ser una ligera alergia, probablemente a las gramíneas, pero con unas pastillas
que me iba a dar pronto estaría mejor.
-¿A las qué? No, no creo, porque
yo a esas no las conozco de nada. Tengo alergia a muchas cosas, a la Señora Crisis,
a las injusticias, a las leyes esas que fastidian y enfadan a la gente…pero
contra las gramíneas, se lo juro doctora que no tengo nada -le expliqué.
En ese momento las carcajadas
inundaron la consulta. Todos se reían sin parar mientras
yo me preguntaba ¿Qué he dicho? Entonces la médico me explicó que las
gramíneas eras unas plantas que en primavera soltaban polen que flotaba en el
aire. Mucha gente al respirarlo le hacia daño y le provocaba irritación en la
nariz, ojos rojos y picor de garganta, todo esto acompañado por continuos
estornudos. Justo lo que me pasaba a mí.
Después de escuchar su explicación,
me sentí un poco avergonzada por pensar que las gramíneas eran algo relacionado
con la Señora Crisis. Aunque, no tuviesen nada que ver y no eran tan malas. La
verdad es que tampoco me cayeron muy bien, por muy plantas que fueran, más que
nada porque me lo están haciendo pasar fatal. Pero me gustó conocer a la
doctora, la cual me aseguró que en unos días estaría otra vez estupendamente.
Esta María si que es buena, jejeje, se pensaba que era atacada por algún tipo de marcianos que desconocía, jeje. Pero bueno, ella lo pregunta todo y al final sale de dudas. Me encantó ese espíritu natural y espontáneo de los niños reflejado en este caso en María. Bicos preciosaaa, de tu amiga del alma.
ResponderEliminarPobrecilla María, ella toda preocupada y al final solo era una alergia. Bueno ya sabemos como es, curiosa y preguntona, no se le escapa nada jajaja.
EliminarGracias por tu comentario y por tu apoyo, eres un encanto.
Un biquiño enorme mi querida amiga
Que lista y adorable es Maria !!!!!
ResponderEliminarUna niña vivaracha que aprende rápido.
Besos Maria y recuperate de esa alergia a las " Gramíneas ". Son molestas, pero mas molesta es la crisis jajajajajajajajaja.......
Gracias Isabel y cuanta razón tienes, son muy molestas aunque nada comparado a la crisis nena jajajajaja.
EliminarMuchos biquiños guapa
Da gusto leer el día a día de María,te emociona ver con que tranquilidad analiza y explora su alrededor y lo mejor es que su desparpajo es contagioso,ojalá el mundo tuviese muchas Marías,seguro que este sería mucho mejor!!! Me gustaría saber que le diría a esos políticos si los tuviese delante.
ResponderEliminarElla siente esa necesidad que tienen muchos niños de saciar su curiosidad ante las cosas que ocurren a su alrededor. No sé que le diría a esos políticos si los tuviese delante, pero seguro que los dejaría boquiabiertos. Gracias Carlos por tu comentario y tu apoyo.
EliminarUn biquiño amigo
Hermosa maría y curiosa donde las haya, da gusto verla con ese desparpajo y esas tremendas ganas de saberlo todo. Cada día os superais las dos guapa
ResponderEliminarGracias Juan me alegro que te guste. Ya sabes como es, no hay quien la pare y siempre quiere saberlo todo.
EliminarUn biquiño corazón
¡Buenas noches Lua! jajajaja Es Genial María siempre me saca una sonrisa .y siempre con su curiosidad es genial me encantó Lua como siempre. Gracias por dejármela aquí , Veo qué estás muy entregada con María me alegro.
ResponderEliminarFeliz noche preciosa hasta mañana bikiños muchos linda
¡Buenas noches Mila! Hoy me apetecía algo de humor, porque la pobre María necesita relajarse un poco que sino los políticos van acabar con ella. Me alegro que te gustase y pasarás un rato agradable leyéndola. Feliz noche preciosa y gracias por tu apoyo.
EliminarMuchos biquiños linda
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