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jueves, 7 de marzo de 2013

Los perros también van a la peluquería

Este mediodía, justo al terminar de comer, alguien llamó al timbre. Rápidamente me levanté para abrir, y al hacerlo me encontré con Hugo, el vecino de arriba. Había bajado para traerle un juego de la Play-Station a mi hermano Pedro. Estaba acompañado de su inseparable perrito Iker, el cual, nada más verme, empezó a lamerme y a mover su colita sin parar, al mismo tiempo que emitía unos ladridos agudos un poco extraños.

-¿Por qué ladra así? -pregunté preocupada.

-Es porque le gustas tanto María, que se pone nervioso al verte -me respondió entre risas.

-¡Que ricura! A mi también me gustas mucho -hablé mirando al perrito.

-Si le acaricias despacio, se tranquiliza y deja de ladrar así -me explicó, entonces me agaché para hacerlo, pero en ese momento, Iker dio un chillido de dolor que me asustó.

-¿Qué le pasa? Le lastimé ¡Ay pobrecito! Fue sin querer -dije apenada al ver al animalito dolorido.

-No te preocupes, es que tiene el pelo tan enredado que le duelen hasta las caricias. Es por eso que voy a llevarlo a la peluquería para cortárselo -me dijo.

-Supongo que lo llevarás a la peluquería de mi madre. Además por ser tú, seguro que te hace descuento -le dije.

-Pues no, lo llevo a una de perros -me contestó.

-¿Cómo qué a una de perros? -pregunté sorprendida.

Entonces Hugo me contó que había peluquerías exclusivas para ellos. Donde los bañaban, les cortaban el pelo y les peinaban. Algunas hasta tenían ropa, además de collares, mantitas y multitud de accesorios para que estuviesen más guapos y cómodos. No podía creer que lo que me contaba fuese cierto. Ni siquiera podía imaginarme estudiando peluquería para animales. Así que le pedí que me dejase ir con él porque sentía mucha curiosidad por saber cómo eran esos sitios.

-Pues claro que puedes venir María -me dijo con una sonrisa, mientras el perrito movía su rabito como si nos entendiese y se alegrase de que les acompañase.

-Espera un segundo que voy a buscar un abrigo y vuelvo ahora -le dije mientras corría a mi habitación.

Una vez lista nos fuimos hacia la peluquería que estaba dos calles más abajo de donde vivíamos. El perrito iba feliz, correteando por la acera, olisqueando todo a su paso y meando sin parar. No entiendo porque hacia tanto pis, nunca había visto a un animalito mear tanto. Me preguntaba que con lo pequeño que era ¿Dónde guardaba tanto pis? ¿Y porque lo meaba todo? Entonces se lo pregunté a Hugo, que me contó que era su forma de marcar territorio para que los demás perros sepan que él manda. También es una manera de darles mensajes, como ellos no tienen móvil como las personas, se informan y comunican mediante su orina. Me parecía sorprendente todo lo que me contaba, y tan ensimismada estaba, que así sin darme cuenta llegamos a la peluquería de perros.

Era una tienda chulísima, de color rosa y amarillo. En la fachada tenía un cartel con unos perritos dibujados y que llevaban unos rulos en la cabeza. Al lado estaba el nombre del local que decía: “Peluquería Lolitas”. Al llegar, Hugo abrió la puerta y tiro de Iker hacia dentro, pero este se resistió echándose en el suelo como si prefiriese quedarse fuera. En aquel momento apareció una chica muy amable que nos invitó a entrar. Pero nada, el perrito cada vez hacia más fuerza para quedarse en la calle.

-¿Qué te pasa Iker? ¿No quieres que te corte el pelo? -dijo la chica acariciándole para que se calmase.

-Pues parece que no le apetece mucho, a lo mejor es que le dan miedo las tijeras -le contesté.

-¡Vaya! Hoy vienes muy bien acompañado ¡Hola guapa! Me llamo Carmen ¿y tú quién eres? -me preguntó con una sonrisa mientras entrábamos dentro del negocio.

-Ella es María, mi vecina. Su madre también es peluquera, pero de personas -le respondió Hugo que finalmente tuvo que coger a Iker en brazos para poder entrar.

-Mira que bien. Pues yo lo soy de animales ¿quieres quedarte a ver cómo trabajo? -me preguntó.

-¡Oh sí, claro que quiero! Gracias Carmen -le dije muy contenta.

Entonces pasamos a una especie de cuarto donde tenía una bañera metálica para lavar a los perritos. Al lado había una mesa con todo lo necesario para cortar y peinar al animalito. A Iker no parecía hacerle mucha gracia todo aquello, pero no le quedaba más remedio que aguantarse. Carmen le hablaba con mucho cariño y poco a poco fue ganándose su confianza y se dejó bañar y cortar el pelo sin problemas.

Al final tuvo que raparle y dejarle el pelo muy cortito. Eso era porque su amo no le peinaba y el perrito había cogido nudos que le provocaban pequeñas heridas en la piel. La peluquera le dijo que debía peinarle todos los días para evitar esas cosas. Pero Hugo no parecía muy convencido de querer hacerlo. Así que le pedí que me explicase cómo se hacía y me comprometí a peinar a Iker todas las tardes al venir del colegio. Al perrito pareció gustarle la idea, ya que no dejó de mover su rabito y lamerme el rato que estuvimos allí. Cuando terminó, estaba guapísimo. Además, como premio, le dio una chuchería por haberse portado tan bien. Fue una tarde estupenda y me encantó acompañarles. Aunque lo que más me gustó fue conocer a Carmen, era muy amable y una gran peluquera de animales.

7 comentarios:

  1. Cuantas cosas he aprendido sobre los perros, eso de que los nudos le pueden ocasionar heridas me ha dejado con la boca abierta. Aunque me da la sensación de que esta historia pretende decirle algo a alguien...
    Bien hecho, Lúa!
    Un biquiño, amiga.

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    1. Pues ya ves, los nudos les molestan y ellos se rascan lo que les produce pequeñas heriditas. ¡Ay pobre animalito que no lo peinan! Pero no es una indirecta, pretende ser una directa bien grande jajaja. Espero que la pille quien la tiene que pillar. Gracias Fernando por estar siempre ahí.

      Un biquiño amigo

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  2. Mila Miguélez Teixeira8 de marzo de 2013, 0:05

    ¡Buenas noches Lua! jajajajaja Como me hizo reír María, muy alegre la historia de hoy. Ella siempre con ganas de saber de todo es genial y es verdad eso de los nudos al mío le pasa si tardo en cortárselo. Me encantó Lua me hizo reír un rato .Gracias preciosa qué siga así y no cambie.
    Feliz noche bonita bikiños a montones.

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    1. ¡Buena noches Mila! Hoy me apetecía una historia alegre que con tantas cosas que pasan, a veces se nos quitan las ganas de todo. Me alegro que te gustase y es cierto lo de los nudos, también pretendo mandar una indirecta a un tal Hugo que mucho jugar con el perrito pero de peinarlo nadita jajajajaja.
      Feliz noche preciosa y muchos biquiños guapa

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  3. Vaya, además de activista política María se nos ha vuelto peluquera de perros, jjeje. Menuda mujercita inquieta. Parece mi hija. Siempre preguntando y queriendo hacer cosas nuevas. En fin, muchas gracias Luia por esta nueva historia maravillosa.

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  4. Nuestra María es una mujercita polifacética y hace de todo jeje. Es bueno que los niños tengan curiosidad por el mundo que les rodea y que los adultos sepamos saciarla, es fundamental. Gracias Sandunguera por tu comentario y tu apoyo.

    Un biquiño amiga

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  5. Hola. Te escribo desde Colombia. Trabajo para Santillana en la sección de educativa y en una de las secciones de tercero de primaria vamos a mostrar cómo hacer un diario personal y nos gustaría poner como ejemplo dos de tus entradas. Me gustaría contactarme contigo para que hablemos de Derechos de autor. Si queda posible, por favor escríbeme a cualquier de estos dos correos. Si te parece me puedes dar tus datos y te escribo yo, como quieras.

    Saludos,
    Angélica Cantor
    Editora área de Lenguaje

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