Normalmente me cuesta entender a
los mayores y esa forma tan extraña que tienen de complicarlo todo. Sin embargo,
en este día, tengo que reconocer que los entendí más que nunca. Por primera vez
comprendí sus enfados y su rabia. Esto ocurrió porque hoy, sentí esa misma
frustración que ellos sienten tantas veces.
Todo comenzó este mediodía.
Acababa de llegar del colegio y me fui hacia la cocina para comer. Observé que
mis padres estaban cabizbajos y preocupados. Hablaban entre ellos intentado
disimular para que no me diese cuenta. No sé cuando van a aprender que sus
esfuerzos por ocultarme las cosas no sirven de nada, ya que siempre termino
enterándome de todo.
-¿Se puede saber qué pasa? ¿Por
qué estáis tristes? -les pregunté.
-No es nada nena, cosas de
mayores. Vamos siéntate a comer que se hace tarde -me contestó mamá muy seria.
-Ya estamos con lo de “cosas de
mayores”, siempre que no queréis contarme algo me soltáis eso. Si al final me
lo acabáis diciendo igual ¡Venga vaaa! ¡Contármelo, por favor! -les dije en un
tono muy insistente.
-Tiene razón María. Es mejor que
se lo contemos nosotros, al fin y al cabo acabará enterándose -le dijo papá a
mamá.
Sabía perfectamente que mi mamá
lo hacía por mi bien. Quería protegerme de las cosas malas que pasaban a mí
alrededor. En cambio, yo prefería saberlas para poder estar preparada cuando
fuese mayor. Además si les afectaba a ellos, también me afectaba a mí.
Entonces papá comenzó a
explicarme que en el edificio de al lado nuestro, vivía una familia que lo estaba
pasando muy mal. Era una pareja con dos niños pequeños, y al parecer, hacía más
de un año que no trabajaban. Todos en el barrio les ayudaban como buenamente
podían. Colaborando para comprarles alimentos básicos y cosas necesarias para
los niños como: pañales, leche, etc. Pero su situación fue empeorando en los
últimos meses y ahora habían dejado de pagar su hipoteca.
-¿Hipoteca? ¿Y eso qué es? -pregunté
curiosa.
-Es un dinero que te presta el
banco para poder pagar tu casa. Hay que devolvérselo mes a mes pagando una
cantidad hasta que se lo devuelves todo. Pero ellos ya no pueden, entonces el
banco se queda con su casa y los pone en la calle -me explicó mamá con pena.
-Pero eso no es lo peor. Los muy
sinvergüenzas del banco, no solo se conforman con quitarles su casa. Además
tendrán que seguir pagándola como si siguieran viviendo en ella -dijo papá
enfadado.
-¿Cómo dices? Pero eso no puede
ser, no es justo. Si les quitan la casa, lo lógico es que su deuda desaparezca
¿no? -interrogué sin comprender nada.
-Claro María, pero por desgracia
las cosas no funcionan así. Este es un mundo injusto, donde ser pobre se
castiga muy duramente -dijo papá cada vez más enfadado.
-Pero algo habrá que podamos
hacer. No podemos consentir que pasen esas cosas. Ellos no tienen la culpa de
no tener dinero -hablé preocupada.
Fue entonces, cuando mamá me
contó que los vecinos habían creado una plataforma que se llamaba “STOP
DESAHUCIOS” Esto significaba que estábamos en contra del desalojo de las
familias que no podían pagar sus viviendas. El barrio entero se había movilizado
para ayudarles y esta misma tarde, protestarían contra la situación tan injusta
que vivían. Por supuesto, mis padres también irían para apoyarles en estos
duros momentos. Aunque por sus caras, me di cuenta de que la cosa no era fácil.
-Yo también quiero ir -dije muy
decidida.
-Tú tienes que ir al colegio,
además estas son cosas de mayores -me dijo papá.
-Te equivocas papá, estas no son
cosas de mayores ni de pequeños. Son cosas de todos y nos afectan a todos. Es
por eso que yo también iré, al terminar las clases. No puedo quedarme tan
tranquila en mi casa calentita, pensando que otros niños pueden terminar
durmiendo en la calle -le expliqué muy seria.
Sentí como mis padres me miraban
con satisfacción, no sé, pero fue algo extraño. Era una mirada parecida a la
que ponían cuando sacaba un notable en el colegio. No obstante ahora eso era lo
de menos, lo que me preocupaba era si conseguiríamos detener el desahucio de
esa familia. Aunque ver a mi barrio movilizado para apoyarles, ver como
luchaban y no se rendían, era fantástico. Pero lo que más me gustaba era la
actitud de mis padres ante los problemas de los demás. Me sentía orgullosa de
ellos, porque eran buenos y solidarios. A pesar de ser una niña siempre me
contaban las cosas tal y como eran. Es por eso que aquel día, comprendí un poco
más su mundo y lo difícil que era ser mayor.
Guauuuu, que bonita historia, muy acorde con los lamentables tiempos que corren. Supongo Lúa cariño que ya sabes lo que pasó en ese pueblo de castellón. En fin, preciosa historia y ojala todos nos concienciemos como lo hizo María y su familia. Estoy segura que micha gente está dispuesta a movilizarse para frenar los desahucios. Besos guapa.
ResponderEliminarEs muy triste lo que esta pasando en nuestro país. Vemos todos los días a familias que se quedan en la calle y parece que solo la solidaridad y resistencia consigue frenar tanto desahucio. No sé que ocurrió en ese pueblo que dices, pero si sé lo que paso en A Coruña, donde los vecinos todos juntos demostraron que las cosas podían cambiar.
EliminarGracias una vez más por estar ahí y por tu comentario.
Un biquiño amiga
Y el día que toda España se ponga de acuerdo, (¿por qué no?), ese día España será el mejor pais del mundo, lo tenemos todo para que así sea. Pero hace falta mucha más unión y olvidarse de banderas porque todos los políticos son iguales, iguales.
ResponderEliminarYa me imagino a María enarbolando los colores de todo el pueblo. ¿Presidenta de la 3ª República?
En fin, gracias Lúa, y felicidades una vez más por tu fantástico diarío.
Un biquiño, amiga.
No pierdo la esperanza de que ese día llegue, por el bien de todos y por el futuro de nuestras Marías. También sería fantástico que una de ellas fuese Presidenta jeje. Gracias Fernando por tu apoyo y tu amistad.
EliminarUn biquiño amigo
¡Buenas noches Lua! Impresionante la historia de hoy ,María tan solidaria como siempre .Me encanta como entiende todo y su forma de expresarse. Teniendo unos padres como los de ella es normal que salga así qué quiera luchar por esta injusticia a su lado, esperemos que esto acabe algún día y cuando sea mayor la vida sea más fácil y la justicia sea igual para todos. Gracias como siempre y veo que estas muy activa últimamente con el diario de María me alegro .No tardes mucho en la siguiente historia. Feliz noche preciosa, un montón de bikiños linda
ResponderEliminarGracias Mila, me alegro mucho que te haya gustado y creo que todos los padres deberían ser como los de María. Enseñando a los niños valores como la solidaridad, también espero que esto cambie y podamos dejarles un futuro mejor porque esto esta cada vez peor. Llevo unos días inspirada será que las injusticias me ponen de mala leche y por eso escribo tanto jajajaaja aunque intentaré que haya historias de todas clases, no solo de penas. Feliz noches tesoro y gracias por tu apoyo.
EliminarUn biquiño linda