Tan solo hace un mes que
empezaron las clases y da la sensación de que el verano ya queda muy lejos. En
estas primeras semanas en las que apenas tuvimos deberes, dedicamos la mayor
parte del tiempo a contarnos nuestras vacaciones y a conocer a los nuevos
compañeros. Este año teníamos cuatro alumnos nuevos, tres niñas y un niño. Este
último aún no se incorporó, así que comenzamos conociendo a las niñas. Al
principio estaban algo incómodas porque no conocían nada, pero poco a poco se
han ido integrando con el resto de la clase. Bueno todas menos una, Alicia que
así se llama y casualmente se sienta entre Clara y yo.
Alicia apenas hablaba con nadie,
se pasaba callada todo el tiempo y con la mirada perdida. Era como si no
estuviese allí, como si su cabeza volase a otro sitio. No sé pero me daba la
impresión de que algo le preocupaba y la entristecía. A pesar de todos los
esfuerzos de la señorita Paula, nuestra profesora, para que hablase y
colaborase con el resto de la clase, todo parecía inútil. La niña apenas
respondía con monosílabos para luego volver a meterse en su mundo particular.
Durante los recreos, las cosas no
mejoraban mucho. Todos los días se ponía en una esquina del patio y no hablaba
con nadie. Siempre llevaba una libretita rosa donde anotaba cosas. La verdad es
que a mí empezaba a darme pena y me intrigaba, así que decidí que esto tenía
que terminar. Hoy averiguaría qué le pasaba y justo cuando iba a decírselo a
Clara esta reaccionó
-Es un poco rara esta niña ¿no te
parece?
-Vaya que casualidad, ni que me
leyeses el pensamiento -respondí sorprendida.
-¿Ah si? ¿No me digas que
pensabas lo mismo? -me preguntó.
-Bueno, algo parecido. Creo que
deberíamos hacernos sus amigas, pero no sé creo que algo le pasa -le dije.
-A lo mejor es que es muy tímida
y le cuesta relacionarse. Pero tienes razón, hablemos con ella y a ver qué nos
cuenta -dijo Clara.
Así fue como nos acercamos a ella
y comenzamos saludándola. Al principio se quedo un poco sorprendida, pero
nosotras seguimos hablándole como si nada. Nos presentamos otra vez, le
contamos que éramos buenas amigas y que nos gustaría que ella también se uniese
a nosotras. Hasta Clara, que no era muy partidaria de quedar con nadie que no
fuese yo, la invitó a ir con nosotras al parque a patinar.
Aunque le costó un poco abrirse a
nosotras, la verdad es que cuando lo hizo descubrimos que era una niña
encantadora. Durante toda la semana pasada fuimos juntas al colegio, jugábamos
en los recreos y lo pasábamos muy bien. Pero había algo que a mí seguía
preocupándome, parecía como si ocultase algo, un secreto…no sé. El caso es que
hoy decidí descubrirlo, ya que creo que tenemos la confianza suficiente para
que pueda contarme lo que le pasa. Por eso cuando salimos al recreo, nos fuimos
hacia una esquina y allí comencé mi interrogatorio
-Alicia quería preguntarte algo y
me gustaría que me dijeses la verdad. Somos amigas y las amigas se ayudan,
además puedes confiar en mí.
-Perdona María pero no te
entiendo -contestó ella algo sorprendida.
-Sé que te pasa algo, te noto
triste y me encantaría poder ayudarte, pero no puedo mientras no me lo cuentes
-le dije.
-¡Vaya! No sabía que se me notaba
tanto. Pero tienes razón, lo cierto es que tengo problemas en casa…mis padres
se están separando -habló con voz triste.
-Lo siento Alicia, eso si que no
me lo esperaba. Puedes contar conmigo y con Clara también para lo que necesites
-concluí apenada.
Entonces nos contó que sus padres
llevaban un año separados y que ella vivía con su madre. Durante este tiempo
intentó llevarlo lo mejor posible, aunque era duro aceptar que no volverían a
estar juntos. Pero las cosas empeoraron hace unos meses porque su madre no
quiere que su padre la visite. No deja de hablarle mal de él y pone trabas cada
vez que su papá va a buscarla. Ella lo pasa fatal porque adora a su padre y no
entiende porque su mamá hace algo tan terrible.
-Pero eso es horrible, yo me
muero si dejo de ver a mi papá. No puedo comprender porque tu mamá hace eso -le
expliqué.
-Yo tampoco lo entiendo, pero a
mi me hace daño y aunque intenté explicárselo, ella no me escucha.
Durante un rato nos quedamos
calladas sin saber muy bien qué decir. Intenté imaginarme cómo sería mi vida
sin mi papá, y solo de pensarlo, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Tenía que
hacer algo, no podía mirar para otro lado, eso no iba conmigo. Así que cuando
salimos de clase, bajamos juntas hacia el patio donde nos esperaban nuestros
padres. También estaba la madre de Alicia, y nada más verla, me dirigí hacia
ella sin pensar muy bien lo que estaba haciendo.
-¿Eres la mamá de Alicia verdad?
-le pregunté.
-Sí, yo soy -me contestó.
-Encantada de conocerla, yo soy
María y su hija y yo vamos juntas en la misma clase -le conté.
-Ah, muy bien. Pues un placer
conocerte, me alegro de que Alicia vaya haciendo amigas -respondió con una
sonrisa.
-Parece usted muy simpática, no
entiendo como siendo así puede hacerle esto a su hija -le dije de pronto.
-¿Perdona? No te entiendo -señaló
sorprendida.
Entonces le expliqué lo injusto
que me parecía que privase a Alicia de la compañía de su padre. No sé qué
razones tan terribles podría tener para hacer eso. Ella los necesita a los dos. Bastante difícil
era aceptar que sus padres ya no se querían, para encima tener que perder a uno
de ellos. Le pregunté cómo se sentiría ella si le prohibiesen ver a su hija.
También le dije que estaba mal lo que hacia y eso no era de buenas personas.
Durante un rato se quedó
mirándome como si no pudiese creer lo que escuchaba. Agarró a Alicia de la mano
y se fue sin decir palabra. Mientras mi papá que había sido testigo de todo lo
que dije, se acercó y me dio un abrazo. No sé si habrá servido de algo, pero al
menos creo que alguien tenía que decírselo.
Lúa, que fuerte esto que escribes, hace unos años que mi esposa decidió separarnos, mis hijos son grandes, pero igual lo sintieron, en especial la más chica que en ese momento sólo tenia 14 años, ellas siguen viviendo conmigo y la madre cada tanto las visita, por entiendo tanto la profundidad de tu relato.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo amiga.
La verdad es que estas cosas pasan más de lo que sería deseable, pero los padres nunca deben olvidar que los hijos no tienen culpa de nada, y ante todo, hay que protegerles y evitarles sufrimientos innecesarios.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y tu experiencia querido amigo.
Te mando un biquiño enorme
MARÍA has hecho muy bien en hablar con la mamá de Alicia, los grandes a veces son egoístas y no se dan cuenta cuanto sufre un niño por la separación de sus padres.
ResponderEliminarYo también deseo ser tu amiguita en la distancia,te quiero mucho!
LUA felicitaciones por tu bello relato
besitos !
Yo creo que sí que hizo muy bien María, ademas ella no es de las que se quedan impasibles cuando ve un injusticia. Gracias Meryross, nosotras también te queremos linda.
EliminarUn biquiño amiga
Para un día que no tengo conexión, va y María nos escribe su última aventura, jeje. Muy chula y muy real. Por desgracia existen papás y mamás que llegan a ser así de malos. Besos preciosa.
ResponderEliminarVaya no tuviste conexión, bueno lo importante es que al final pudiste leerme. Tienes razón hay papas y mamas muy egoístas, intentaremos entre todos que esto cambie.Gracias por tu apoyo y amistad.
EliminarUn biquiño guapa y otro para tu niña.
Qué estupenda niña es María! Seguro que lo que hizo sirvio para mucho. Y su padre aún debe estar abrazándola, no es para menos.
ResponderEliminarGracias, Lúa, por traernos otra historia tan cercana y maravillosa.
Biquiños.
Seguro que consiguió remover la conciencia de la mamá de Alicia y ojalá yo consiga remover las de otras mamás.
ResponderEliminarGracias cuentista por estar ahí y por tu apoyo.
Un biquiño amigo
¡Hola Lua! Cuanto me alegro ver de nuevo a Maria. Siempre me deja con la boca abierta...Es lo máximo ,no para hasta saber qué ocurre. Se parece un poco a mi jejejeje...El tema de las separaciones es doloroso pero quien más sufren son los niños ,y no entiendo esas guerras que se traen con no querer dejarlo con el padre o la madre,es un tema muy doloroso .Esperemos qué el coraje que tuvo María al hablar con la madre tengo su efecto ¿Continuara o no? .Gracias preciosa ya la extrañaba pero no te digo nada para no caer pesada jejejeje. Feliz día, besitos para María y para ti .Gracias de nuevo corazón
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado Mila, y me encanta que me preguntes por María a mi no me caes pesada para nada, eres un encanto. Escribí esta historia porque conozco bastantes casos como este y es triste que los padres dentro de su guerra, olviden que los niños solo son victimas inocentes. Espero que sirva para que los padres que la lean se den cuenta de el daño que hacen a sus hijos. Gracias Mila por tu apoyo y amistad.
ResponderEliminarUn biquiño enorme linda
¿pero continuará o no? Apostemos que sí. Mi hija imprime alguna historia y la comparte con las amigas. Creo que todas ellas quieren leer más de María.
ResponderEliminarPues claro que continuará, así que tendrás que seguir leyéndome jeje. Gracias corazón por tu apoyo incondicional.
ResponderEliminarUn biquiño guapa y otro enorme para tu niña