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jueves, 22 de marzo de 2012

Feliz cumpleaños, tarta de chocolate y play station

Hoy hemos celebrado el cumpleaños de mi hermano Pedro. Cumplió quince años. Aunque papá dice que a partir de hoy ya es un hombre, yo lo veo exactamente igual que ayer. Bueno no, creo que hoy tiene más granitos o acné, que supongo le llamaran así porque suena más fino. Aunque da igual el nombre que le pongan ¡Son horrorosos! Y no favorecen nada. Cada vez que le miro a la cara me pongo a temblar preocupada, ya que adivino lo que va a pasar en la mía cuando tenga un par de años más. Será mejor que me deje de divagar y vaya al grano, nunca mejor dicho.

En mi casa no acostumbramos a celebrar grandes fiestas en los aniversarios. Normalmente hacemos una comida familiar… vamos como todos los días.  La pequeña diferencia es que mamá compra una tarta y le pone velitas para que el homenajeado las sople.

Así, este mediodía nos juntamos para comer, nos reímos diciendo tonterías, nos metimos con Pedro, le felicitamos y pasamos un rato muy agradable. Al terminar, mamá cogió la tarta de la nevera y la puso en el centro de la mesa. Aquí comenzó una de las cosas que menos me gustan de estas celebraciones, el reportaje fotográfico. Esto significa que mamá hace fotos de todo y no para hasta que se soplan las velas y cantamos, por fin, el consabido cumpleaños feliz. Después las miramos y elegimos las mejores, que luego ella se encargará de mandar a los abuelos para que no pierdan detalle de cómo nos hacemos mayores.

A mí lo que más me gusta es comer la tarta. Este año nos tocó de chocolate y nata ¡Umm… que buena! Además llamamos a nuestro vecino Hugo para invitarle a un trozo del pastel. Él bajó acompañado de su inseparable perrito Iker, al que también le pusimos un platito con un pedacito del dulce.

-¡Mira no ha dejado nada! Creo que no va a hacer falta que laves el plato -le comenté a mamá al ver que Iker lo había lamido todo.

-Vaya parece que le ha gustado ¿Le pongo un poco más Hugo? -preguntó ella.

-No, mejor no, que después se descompone por comer demasiado -contestó él.

Pero el perrito no parecía estar muy de acuerdo con su amo, ya que cogió su plato y lo puso a los pies de mi madre esperando una porción más. Al ver que no le hacía caso comenzó a ladrar intentando llamar su atención. Como eso no funcionaba, entonces puso carita de pena al mismo tiempo que levantaba las patitas delanteras.

-Pobrecito, mira todo lo que hace para que le den un poquito más -dije yo.

-No le hagas caso María, él siempre hace lo mismo para salirse con la suya. No te preocupes que acabara cansándose, piensa que lo hago por su bien -me explicó Hugo.

Aunque yo lo entendí, no podía evitar sentir penita por el perro. Pero al final terminó por rendirse y se acostó en los pies de su dueño tan tranquilo. Aprovechamos ese momento para darle a mi hermano sus regalos. Papá y mamá le habían comprado una sudadera que a él no pareció hacerle mucha ilusión. Mis padres solían hacernos regalos que ellos consideraban útiles, pero reconozco que a veces apetecen otro tipo de cosas. Por eso, como yo entendía a mi hermano, mi regalo fue un juego de carreras para la Play Station y no hizo falta que me dijese nada porque su cara lo decía todo.

-Vaya parece que te gusta más eso que la ropa que te compramos -dijo papá irónicamente.

-No es eso, la sudadera está muy bien, pero esté juego es genial. Gracias hermanita, tú si que sabes -dijo al tiempo que me daba un achuchón -.Vamos a mi habitación y lo probamos ¿Vienes Hugo?

-Pues claro, yo también tengo ganas de saber cómo es ¿Puedo llevar al perrito? -interrogó él.

-Sí llévalo, no hay ningún problema -respondió mamá.

Nos pasamos el resto de la tarde jugando y compitiendo, a ver quién ganaba. Iker dormitaba a ratos, pero cuando despertaba también quería jugar. Mordía los cables de los mandos, le ladraba a los coches que veía en la pantalla y se escondía detrás de mí cuando escuchaba algún sonido extraño. Me gustó mucho esta tarde y me lo pase muy bien con ellos, sobre todo con mi hermano. Casi no recordaba cuando había sido la última vez que jugamos juntos, y la verdad es que fue muy divertido.

1 comentario:

  1. Después de un buen día y después de una positiva tarde de viaje a un acto académico, que bueno es regresar y leer a esta niña. Gracias Lúa por tus historias y por alegrarnos la vida.

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