Este año, debido a la crisis, mi
mamá no puede cerrar la peluquería durante el mes de agosto. Así que nos
quedamos sin vacaciones porque, según dice ella, es un lujo que no nos podemos
permitir. Me da mucha pena que no pueda tener su bien merecido descanso. Ella
trabaja muy duro durante todo el año, hace un montón de horas diarias para que
no nos falte de nada, ya que mi papá está en paro y el negocio es el único
ingreso que sustenta a nuestra familia. Aunque él también ayuda en todo lo que
puede y hace alguna que otra chapucilla
por ahí para traer algo más de dinero a casa. Pero no es suficiente para pagar
todas las facturas y es por eso que prefieren no cerrar este mes para intentar
arreglar un poco este año tan malo.
A pesar de todo esto, mis padres
no quieren que nosotros suframos las consecuencias y es por eso que mañana
viene mi abuelo a recogernos a mi hermano y a mí para pasar este mes en su
granja. Aunque me encanta pasar las vacaciones con los abuelos, sobre todo
ahora que tienen una piscina para refrescarnos, no me parecía justo que
nosotros lo pasáramos bien y ellos se quedaran en la ciudad trabajando.
-Es igual mami, nosotros nos
quedamos también. Además podemos ayudarte en la peluquería, yo puedo lavarles
el pelo a las clientas y Pedro cobrarles por el trabajo -le expliqué intentando
convencerla para que nos dejasen quedar con ellos.
-Eres un cielo María, pero esto
no es discutible. Vosotros os vais al pueblo con los abuelos y quiero que lo paséis
muy bien que os lo merecéis por las buenas notas que sacasteis los dos -me dijo
muy seria.
-Esto todo es culpa de la malvada
Señora Crisis que no para de molestar, hasta las vacaciones tiene que
fastidiárnoslas ¡No es justo! Yo quiero pasar el verano con vosotros -repliqué
enfadada.
-No te preocupes por nada nena,
nosotros iremos todos los fines de semana. Ya verás como será muy divertido, ni
te darás cuenta de que no estamos el resto de los días -me dijo papá con una
sonrisa.
Aunque no era lo mismo que estar
todo el mes juntos, no quise decir nada más. Entendía que mis padres todo lo
hacían por nosotros y querían que tuviésemos unas buenas vacaciones aunque
ellos tuviesen que sacrificar las suyas. Así que me dispuse a preparar mis
cosas para que cuando llegase el abuelo al día siguiente todo estuviese listo.
Por la noche mi mamá preparó una
cena especial: pizza casera y de postre flan de huevo, como despedida ya que no
nos veríamos en una semana. Todo estaba delicioso, bueno es que ella es una
gran cocinera y todo lo que cocina siempre estaba riquísimo. Una vez terminamos
de cenar nos dijo toda la retahíla de recomendaciones que siempre nos daba
cuando salíamos de casa: portaros bien, obedeced a los abuelos, ayudar en las
tareas que os manden, etc. No sé para que nos lo recuerda, si ya nos lo sabemos
de memoria, en fin.
Durante este mes no escribiré
nada en mi diario, me limitaré a disfrutar de mi estancia en la granja e intentaré
pasar todo el tiempo posible con mi familia. Así que me despido de vosotros y vosotras y nos veremos nuevamente en septiembre. Ya solo me queda desearos unas
muy felices vacaciones a todos. Espero que lo paséis muy bien y no dejéis que
nadie os las amargue, ni siquiera la malvada Señora Crisis, ya nos ocuparemos
de ella a la vuelta.